viernes, 11 de julio de 2008

Beyond


Jamás me verán correr, podrán sentirme rozar sus pieles, podrán sentirme empujándolos o llevándolos a mi gusto. He intentado arrancarles pertenencias que llevan consigo cuando las descuidan o pareciesen ser demaciadas. Pero también puedo acariciar sus tristezas si se lanzan hacia mí. Cuenten con mi ausencia y mi presencia, no cuando la busquen, cuando sea que sea y no sea.

Puedo enfriarlos, puedo acogerlos, envolverlos de mi estado de ánimo, aun que parezca injusto diciéndolo así, para eso estoy. Para llevar la hoja que cae del árbol a dar un paseo para luego descansar en el suelo.

El encargado de desviar la lluvia de los caminos en mantención para evitar conflictos mayores con los encargados.

El Sol me hace alborotar para que lo cubra para descansar, me llaman en la noche para mantener a la muchedumbre en sus casa, y los que osan salir en mi presencia terminan en cama la semana siguiente, y la siguiente y quizás, si es que tienen mala suerte, la siguiente.

Sentémonos a oír, oigamos su pasar por los árboles, por las casas, las ventanas, los desastres y cualquiera sea el lugar por donde pase.

Inventemos el más allá.
Cortemos la claridad.