viernes, 20 de noviembre de 2009

Yo no te besé



Alguna vez
yo no te besé
y tampoco me besaste tú a mí.

Sólo te quise, como salida.
Me quisiste, como animal.

La vida derrumba más murallas de concreto de las que notamos al paso, lloré por un nadie, luché contra nada, porque ahí no había nada, ni de ti, ni de mi.

Y el tiempo corre bajo el puente, el agua se escurrió fluida y calculadora.
Nos encontramos, desconocidos.
Con un pasado creado, ignorante como nosotros.

Yo no quería sentirte, ni menos sentirme en tus brazos.
Al menos eso me decía.
Pero que cómodo era, que tranquila en tu torpeza, que plácida en tus inquietudes.

Y nos conocimos juntos, ya sabía quien eras, tu comenzabas a sentir lo mismo.

Como el viento, me decía
que pasara, se diera un par de vueltas y siguiera, a mí no me interesaba, no después de un vano pasado, de un desperdicio de niños.

¿Y qué pasó con ese niño? Ese que me mantenía lejos, arpía e indiferente.
Que me mantuvo helada y manipuladora, dónde quedó ese niño.

Ya no había niño.
Estaban ahora mis brazos, rodeándolo.
Y los suyos, refugiándome.
Su mirada, más amable, menos recelosa.
La mía, caía en su abismo, él me recogía.

Ahora, acurrucada sola y a su lado,
al lado de nadie.
Desentiendo una vez más la vida
me entrego a su llanto amargo, con su delirio.

Qué debo hacer.

Si aceptar la lejanía
como fin de una irrealizable travesía.
O dejar que me arrulles en esa imaginación que me acaricia
y tentar a la muerte con un beso.

Beso, que si es perfecto, como no lo fue y no lo ha sido
será el paraíso donde muere Romeo envenenado y Julieta, atravesada, a su lado.





domingo, 15 de noviembre de 2009

Si de relojes hablamos




Amores cansados o casados
y en la certidumbre de que lo humano es detestable como alucinante
se cansan mis brazos de sostener desamores lánguidos,
incompletos.
Y qué sera sostener corazones hinchados y apaleados de rechazo
que gozo sería cobijarlos y sacarlos del vicio, de su monotonía.
Y el propio, como fruto seco, vacilando en su triste rama,
oscilante, tentando a la caída final, para no seguir muriendo sin morir.

¿Qué se hará?

Me pregunta paciente de tanto esperar, si en vida no hay refugio suficientemente cálido ni espacioso, ni lluvia lo suficientemente clara ni sincera.

Dónde acaba la tortura, dime, dónde acaba.

Si de albergarme fuese todo, no habría carencia ni vacíos
descansaríamos plenos en la noche.
Quiero mi fuego, quiero mi lluvia, quiero mis tormentas de viento
¡Dónde quedaron mis tormentas de viento!

Limpia mi alma, sin cuidado, no hay necesidad de brisa
soportaremos la ventolera.
Ábreme esos brazos, como sauces al cuerpo y deja envolver mi llanto en sus hojas, hasta en su brevedad, en su hojarasca déjame dormir.

Y en despeinar mi nostalgia
que me lleve la marea
que me arrastre a su amparo
donde amar no se diga.

Por la ruta voy dejando las piezas
todas y cada una
desarmo mi engranaje
negro y oxidado.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Solventar


Tengo un cielo negro
lleno de temporales
mi pequeño espacio se inunda.

Mi tierra es lodo, resbalan mis pies
Y en mi angustia, dejo que me absorba
desaparecer en la oscuridad de mi propia cabeza.

Y en mis pensamientos
no hay un sol por día
ni una luna por noche
no existe primera estrella
ni último beso antes de dormir.

Si quiero un día, debo encender la ampolleta.
Si quiero noche de luna, debo dibujarla y atarla del techo
Para mi primera estrella, debo estallar mis sentidos
y ese beso, sólo puedo imaginarlo.



I want you, so bad.

Te quiero a ti
sí, a ti.

¿Te conozco?
No te conozco
el conocimiento está sobrevalorado.

Y para qué te quiero
para quererte sin conocerte
para besarte, sin saber a quien beso.

Y no hay preocupaciones
una vez que te conozca
nos damos la mano
como caballeros
como señoritas
Buenas noches, y que te vaya bien.

So?


No tengo vacaciones
no tengo relaciones
no tengo momentos
ni grandes, ni pequeños
ni hijos, ni perros.

Entonces
si tuviera perros, y uno que otro hijo
uno pequeño, uno más grande
Algunos momentos
con ellos y en intimidad
relaciones, de amistad, de amor, de fraternidad

¿Me darían vacaciones?

Lady Grey



Lady Grey se mofa de las mujeres que ponen su cuerpo como alfombra
y de las que desnudas se ocultan bajo la cama, de colchón bajo, porque han sido descubiertas
"in fraganti"

Lady Grey no es especial, algunos la llaman loca, otras la llaman té barato, o quizás, sin siquiera mirarla la disuelven en agua caliente.
Mientras ella se mofa, de los apretados labios de las esposas, que escuchan los quejidos de la patas negras en el closet, o de la que aún desnuda, se retuerce bajo la pequeña cama.

La mujer, temblorosa, levanta la taza, tensa, ansiosa, disfrutando ese té que desearía derramar hirviendo, ferviente, en el cuerpo de su hombre, que no es su hombre, que no la mira, que piensa en ella, en esa.

Lady Grey, que sería sin ti, sin esa tibieza apaciguando mis ojos gastados, mis celos maltratados... no, no hay nada como un buen té caliente.

El agua, vaporosa, bajaba por la garganta, la iracunda garganta de la mujer, ardiendo, siguió tragando, perversa.
Dejando a Lady Grey a un lado, él, ignorando el conocimiento de su mujer, se paseaba evitando la mirada, de ambas.

Sólo debió esperar un pequeño segundo, su mano atornillada al cabello de la mujerzuela, que diría le doblaba la edad. Lady Grey no se opuso, se derramó ardiente por la descubierta.
¡Qué verguenza!
Era ella la joven, la fresca, sólo que disfrutaba de té caliente, de su clásica y celeste, bolsita de Lady Grey.

No por nada, el calor del infierno
La venganza es una taza de té caliente.