miércoles, 30 de marzo de 2011

Nariz sangrante


Zurcidos cada espacio entre mis párpados
el miedo efervescente en algún ricón de la mente
rugía furiosa y agitaba los dientes sujetos en mi boca.

- Yo quería, o más bien pensaba, temía tal vez -

Y mis manos se agitaban histéricas anudadas tras la espalda
el temblor se propagaba y mis oídos zumbaban
yo iba perdiendo forma
en tanto pura en tanto temor
pudor

- Creía en realidad, que tú y yo -

Y expectante tiré las delgadas amarras
luz de ojos negros
amargos

- un día, hasta el sol próximo, hasta el recuerdo imperecedero -

El señuelo muerto calmó mis temblores
sus sentidos cortos
a pocos grados
devolvieron el mutismo a mis oídos
y entonces se quebró el vórtice perfecto.

De mi nariz roja sangre
se despedía a chorros
taladrándome los sesos
y el lecho triste
el sueño se me iba pintando negro
y escurría en triste cauce
hasta matarme el último botón del romance.

jueves, 17 de marzo de 2011

De malsabores

En días como hoy tu vida me cae como ácido sulfúrico
las cosas que dices
cómo te ríes
cómo te burlas
hasta lo que preguntas
es como un sorbo de leche agria
pasada dos años
verde
asquerosa

Y entonces insistes
y siento hedor a rata muerta
podrida en algún rincón de la cocina
me dan ganas de escupirte
o de gritarte para que te muevas

Hasta que te pones cruel
y es como tragar aceite
viendo gente vomitando
todo a una vez

Qué es lo que no entiendes
me caes como tragar cucarachas
y a saber de ti
prefiero tomar cianuro
disuelto en agua oxigenada

En días como hoy
me caes como morir intoxicada.

domingo, 13 de marzo de 2011

Desechos y bienhechos

Cuando la vida era un hemisferio desierto, necesitaba guirnaldas y juegos de luces para despertar los tiempos muertos, para iluminar un norte al azar y avanzar deliberadamente hacia el límite donde se extinguía la luz.

Con eso y todo la luz divagaba por los alrededores como la del faro
mis ojos la perseguían
y el paso aún estático no sabía decidirse

Entonces pasaron las estaciones
algunos no sobrevivieron el invierno
y yo iba cavando mis raíces a lo profundo
y así sostuve el invierno, el frío y la ventolera.

Entonces volvía el calor y había que desarmarlo todo de nuevo, rescatar los sueños de la tierra seca y buscar la fuente nueva.

Decidí jugar con los niños, y correr hasta el cansancio, dejar que con sus manitas torpes me tiraran el cabello y me pidieran abrazos y cobijo, y entre juegos yo era una niña otra vez.

Para el otoño, crecer, y ya no seguir con los juegos, tomar los años y enfrentar la ciencia y el incólume desconocido. Vencer el miedo y dejar los cachureos desparramarse tras los pasos, sin mirarlos atrás, despedirlos.

A nadie he regalado mi infancia, y un príncipe fue el que me enseñó a cerrar los ojos, porque entre momentos se pierden las almas mágicas de lo mundano.

En heridas abiertas y en el eterno fin del mundo anda dando vueltas la vida, perdida, intentando encontrarse con los ojos abiertos, fatigada.

Voy a cerrar los ojos, y en el descanso encontrar la entrada que es en sí mis lágrimas y mi amor latiendo de entusiasmo, mi vuelta al mundo y la salida a la interminable bodega de cosas sin sentido.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Parque


Cómo se llamaba el juego
no se acordaba
pero sí podía vernos
no le hacía feliz

pero sus manos iban empujándonos
y mientras giraba a su impulso
los colores se iban amontonando
se apelotonaban un segundo
y luego
la imagen se extendía como un merengue de paisajes

Sabía yo que lo aburría
y el pájaro se sumerje en la fuente
agita sus alas
se bate
se sacude el frescor de la fuente putrefacta

¿Y mi papá?

Entonces mi hermana lloraba
y yo no tenía respuesta

"sigue girando"

Movía mi pie
lo apoyaba en la tierra
y ahora yo nos impulsaba

y así giramos.