viernes, 20 de noviembre de 2009

Yo no te besé



Alguna vez
yo no te besé
y tampoco me besaste tú a mí.

Sólo te quise, como salida.
Me quisiste, como animal.

La vida derrumba más murallas de concreto de las que notamos al paso, lloré por un nadie, luché contra nada, porque ahí no había nada, ni de ti, ni de mi.

Y el tiempo corre bajo el puente, el agua se escurrió fluida y calculadora.
Nos encontramos, desconocidos.
Con un pasado creado, ignorante como nosotros.

Yo no quería sentirte, ni menos sentirme en tus brazos.
Al menos eso me decía.
Pero que cómodo era, que tranquila en tu torpeza, que plácida en tus inquietudes.

Y nos conocimos juntos, ya sabía quien eras, tu comenzabas a sentir lo mismo.

Como el viento, me decía
que pasara, se diera un par de vueltas y siguiera, a mí no me interesaba, no después de un vano pasado, de un desperdicio de niños.

¿Y qué pasó con ese niño? Ese que me mantenía lejos, arpía e indiferente.
Que me mantuvo helada y manipuladora, dónde quedó ese niño.

Ya no había niño.
Estaban ahora mis brazos, rodeándolo.
Y los suyos, refugiándome.
Su mirada, más amable, menos recelosa.
La mía, caía en su abismo, él me recogía.

Ahora, acurrucada sola y a su lado,
al lado de nadie.
Desentiendo una vez más la vida
me entrego a su llanto amargo, con su delirio.

Qué debo hacer.

Si aceptar la lejanía
como fin de una irrealizable travesía.
O dejar que me arrulles en esa imaginación que me acaricia
y tentar a la muerte con un beso.

Beso, que si es perfecto, como no lo fue y no lo ha sido
será el paraíso donde muere Romeo envenenado y Julieta, atravesada, a su lado.





domingo, 15 de noviembre de 2009

Si de relojes hablamos




Amores cansados o casados
y en la certidumbre de que lo humano es detestable como alucinante
se cansan mis brazos de sostener desamores lánguidos,
incompletos.
Y qué sera sostener corazones hinchados y apaleados de rechazo
que gozo sería cobijarlos y sacarlos del vicio, de su monotonía.
Y el propio, como fruto seco, vacilando en su triste rama,
oscilante, tentando a la caída final, para no seguir muriendo sin morir.

¿Qué se hará?

Me pregunta paciente de tanto esperar, si en vida no hay refugio suficientemente cálido ni espacioso, ni lluvia lo suficientemente clara ni sincera.

Dónde acaba la tortura, dime, dónde acaba.

Si de albergarme fuese todo, no habría carencia ni vacíos
descansaríamos plenos en la noche.
Quiero mi fuego, quiero mi lluvia, quiero mis tormentas de viento
¡Dónde quedaron mis tormentas de viento!

Limpia mi alma, sin cuidado, no hay necesidad de brisa
soportaremos la ventolera.
Ábreme esos brazos, como sauces al cuerpo y deja envolver mi llanto en sus hojas, hasta en su brevedad, en su hojarasca déjame dormir.

Y en despeinar mi nostalgia
que me lleve la marea
que me arrastre a su amparo
donde amar no se diga.

Por la ruta voy dejando las piezas
todas y cada una
desarmo mi engranaje
negro y oxidado.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Solventar


Tengo un cielo negro
lleno de temporales
mi pequeño espacio se inunda.

Mi tierra es lodo, resbalan mis pies
Y en mi angustia, dejo que me absorba
desaparecer en la oscuridad de mi propia cabeza.

Y en mis pensamientos
no hay un sol por día
ni una luna por noche
no existe primera estrella
ni último beso antes de dormir.

Si quiero un día, debo encender la ampolleta.
Si quiero noche de luna, debo dibujarla y atarla del techo
Para mi primera estrella, debo estallar mis sentidos
y ese beso, sólo puedo imaginarlo.



I want you, so bad.

Te quiero a ti
sí, a ti.

¿Te conozco?
No te conozco
el conocimiento está sobrevalorado.

Y para qué te quiero
para quererte sin conocerte
para besarte, sin saber a quien beso.

Y no hay preocupaciones
una vez que te conozca
nos damos la mano
como caballeros
como señoritas
Buenas noches, y que te vaya bien.

So?


No tengo vacaciones
no tengo relaciones
no tengo momentos
ni grandes, ni pequeños
ni hijos, ni perros.

Entonces
si tuviera perros, y uno que otro hijo
uno pequeño, uno más grande
Algunos momentos
con ellos y en intimidad
relaciones, de amistad, de amor, de fraternidad

¿Me darían vacaciones?

Lady Grey



Lady Grey se mofa de las mujeres que ponen su cuerpo como alfombra
y de las que desnudas se ocultan bajo la cama, de colchón bajo, porque han sido descubiertas
"in fraganti"

Lady Grey no es especial, algunos la llaman loca, otras la llaman té barato, o quizás, sin siquiera mirarla la disuelven en agua caliente.
Mientras ella se mofa, de los apretados labios de las esposas, que escuchan los quejidos de la patas negras en el closet, o de la que aún desnuda, se retuerce bajo la pequeña cama.

La mujer, temblorosa, levanta la taza, tensa, ansiosa, disfrutando ese té que desearía derramar hirviendo, ferviente, en el cuerpo de su hombre, que no es su hombre, que no la mira, que piensa en ella, en esa.

Lady Grey, que sería sin ti, sin esa tibieza apaciguando mis ojos gastados, mis celos maltratados... no, no hay nada como un buen té caliente.

El agua, vaporosa, bajaba por la garganta, la iracunda garganta de la mujer, ardiendo, siguió tragando, perversa.
Dejando a Lady Grey a un lado, él, ignorando el conocimiento de su mujer, se paseaba evitando la mirada, de ambas.

Sólo debió esperar un pequeño segundo, su mano atornillada al cabello de la mujerzuela, que diría le doblaba la edad. Lady Grey no se opuso, se derramó ardiente por la descubierta.
¡Qué verguenza!
Era ella la joven, la fresca, sólo que disfrutaba de té caliente, de su clásica y celeste, bolsita de Lady Grey.

No por nada, el calor del infierno
La venganza es una taza de té caliente.

sábado, 24 de octubre de 2009

Amarte duele

Quiero desgarrarme como lo siento
como siento mis brazos abalanzarse en la desesperación de arrancarse
Cerrándose todo, quien querría hablar de ilusiones una noche como hoy
sólo te diré que estoy bien
porque no quiero que me digan que hacer.

Y qué si me siento mal
Y qué si estoy siendo egoísta y estoy sufriendo

No tengo porque ceder, nada cambia si cedo
todo sigue igual, nada depende de mi
nadie necesita de mi
que gusto sería no tenerme, ni tener que lidiar conmigo carajo.

Porque lo peor, es que nisiquiera lo que quiero puedo hacerlo
que jodida que estoy, y de nadie es la culpa
quiero cantar, sí, lo admito, pero la voz no la tengo
ni escribir puedo, porque soy como cualquiera, cómo podría sorprenderme
cómo podría sorprender a alguien más.

Mira que mediocre me he vuelto
sintiendo pena por mi
que asco es sentir pena por uno mismo
como si no fuese sabido que eso no lleva a ningún lado
pero no miento, lo he intentado, de verdad lo intenté
pero todo parece retrocederse por gusto
perdiéndolo en todo lo demás.

Y así jamás voy a quererme, porque de querer es mejor dormirse.
Dormirse largos años, muchos años, tantos pero tantos años
No soy tu bebé, no soy tu amiga, ni tu amor, no soy nada, y para qué ser algo que miente.
Y estoy cansada de verme llorando, cansada de ser tan dramática, de ser así, de llorar, y de sufrir, y puta que estoy cansada de toda esta mierda, de toda mi mierda.

Ya no puedo sentirme bien, sólo bésame y déjame dormir eternamente.


Huellas

Cicatrices empeñadas
en la piel del cuerpo
Son mis años viviendo
con los pies fríos y los ojos dormidos

No tengo como ceder
sigo firme
con eso que quedó
lo que dejamos

Se abren mis cicatrices
y no hay nada nuevo
sólo viejos dolores
no siento nada

No tengo cuentas que rendir
ni pies donde morir




sábado, 17 de octubre de 2009

Ticket to ride!


Las personas solitarias, las solitarias personas del mundo, todas ellas, ninguna de ellas, no existen como todas, están solas, estamos solas, ¿por qué estamos solas?
De dónde venimos, buena pregunta, venimos de algún lugar o de un mismo lugar.

Entramos a ese lugar, y salimos de él, solas, como personas solitarias, haciendo cosas en soledad, sin saber por qué, o sólo para seguir viviendo con cosas solitarias para hacer en soledad.

Buscando equilibrios en la soledad que en sí misma es un desequilibrio ¿contra qué atentamos? ¿contra quienes peleamos?
Acaso peleamos, con ellos o con nosotros, no es necesario pertencecer para ser, pero parece ser una necesidad, pertenecer, y los solitarios, ¿dónde pertenecen?

Los solitarios buscamos los diamantes del cielo, que tajen nuestras soledad, cortes profundos, nuestros propios carruseles, algo que nos estremezca, que nos revuelque en 360 grados.

¿Cuántos se necesitan para atravesar el mar?
¿Cuántos menos para atravesar el universo?

Cuanta sobriedad, para pegar los dedos a la tierra
Cuanta imbecilidad para hacer eso y nada más, y ¡cuántos despegues! para cruzar cielos negros, para que mi cuerpo se estire infinitamente hasta el espacio.

Allá en el espacio, donde nadie se suicida, quien podría suicidarse en el vacío, nadie se suicida en el vacío.

Vamos, ¡dónde está mi submarino! quiero ir al espacio, para dejar de suicidarme día por medio.

Jai guru dei va
Jai guru dei va
Jai guru dei va

Y si nada va a cambiar mi mundo, si es que tengo un mundo, a qué mundo debo ir.
Tal vez uno que no sea mi mundo, donde todo esté lejos, incluso, no esté.
Si no está, no tengo razones para entristecerme por lo que hago
Están lejos, más lejos que ayer, más lejos que hace años, mucho más lejos.

Todo resulta fácil si es un juego, los fáciles son los juegos, por eso son juegos de niños, de pelotas, de niños, de carreras, de niños, de arenas y cajones.
No hay amor como el que juega, no hay amor, no hay amor, hay sólo juegos.

Y el amor, si todo lo que necesitamos es amor, ¿Dónde está el amor?
Pintamos amor grisáceo, todo el tiempo, todo el día, con días grises, con caras largas, con cenizas.
Y si todo puedo hacerlo, y si todo puedes hacerlo, ¿por qué nos cuesta tanto?
Acaso debe costarnos, o es que no sabemos hacer nada pero podemos hacerlo todo.
Finalmente, sigue siendo simplemente amor.

Entonces, si la muerte, es un campo, un campo abierto de frutillas, rosas, rojas, frutillas en un campo, yo también quiero morir, para morir de mi mundo al que no pertenezco, y despertar en él, en ese campo de frutillas.

Sí, voy a morir, para dar las buenas noches al tonto de la colina, ese, el que tranquilo se posa en la alta colina, ¡esa! ¡la del final!

¡VEO BAJAR EL SOL!
¡VEO GIRAR LA TIERRA!

Y no, no estaré triste, voy a sacar mi pasaje y voy a marcharme.



Joaquín, para ti.

jueves, 27 de agosto de 2009

¿Me ves?


¿Será acaso que me estoy muriendo?

Mi cuerpo no siente frío
Mi cuerpo no responde

Caen mis partes pausadas, pesadas, hacia abajo.
Hacia el suelo
Bajo el suelo

Se nubla mi vista
se envidrian mis ojos
se enfrascan los sonidos

Nadie puede verme
¿será que me desvanezco?

Cuanto quisiera hacerme tierra
como quisiera deshacerme en agua
como me siento arder en el fuego
como me arrastra el viento

Como las profundidades me absorven
Adios amor, adios

Ya me he ido, ya no estoy
y aún así, ida, malherida
me desvanezco en esto
Adios amor, adios

Mi carne, no es nada
y el vacío me ahoga
me asfixia

No más, no más
No más tiempo, no más agonizar
No más gritar, no más revolotear
No más de mi
No más mi decadencia
No más mis esperanzas
No más mis luchas
No más mis treguas
No más mi corazón
negro, sofocado en la tierra
No más
Adios amor, adios.

miércoles, 26 de agosto de 2009

37º


Que putrefacta soledad
corre, corre, corre
¡ándate!¡vete de aquí!
cosida la piel, descosida mi sangre
corre, corre, corre
brazo abajo, pecho abajo, cielo abajo
en finas hebras la sangre se esparce
cosida a la piel está mi oscuridad
renovada, amarga como el llanto
corre, corre, corre
no corre conmigo, me pesa cada pie
me pesa cada vista, me pesa cada una de las sonrisas
estampadas, cada una de las lágrimas derramadas
manchadas de tinta, manchada la piel.

Corre, corre, corre
corre tú de aquí, has tenido suficiente de mí
y sentí tu dolor atravesar mis vértebras, cada una, estremecerse.

¡Vete de aquí!
¡No quieras cambiarme!
No puedo ser lo que quieres
no tendré cristales, por ojos, para ti.
No soy lo que quieres, no soy lo quiero
¿cómo podría serlo?

Ahora
CORRAN CORRAN CORRAN
lejos de mi puerta, lejos del umbral
ese que los acerca a mí
que los alberga mientras se esconden
esperando verme llegar
Aléjense, no quiero sentir culpa
por no poder ser lo que quieren, ni lo que esperan.

¡Déjenme correr!
¡Déjenme enamorados correr!
Por qué me atan, no van a salvarme
no van a salvarme de mí
ríndanse que me agotan
ríndanse que me asustan.

Quieren salvarme para ustedes
no desean salvarme por mi
no quieran convencerse
¿para qué?

Este mar es profundo
febril hoy como mi frente
¡Arde mi tortura!

Corran, y déjenme en paz quemar este dolor.

martes, 25 de agosto de 2009

Respaldo


A veces siento que me enamoro de ti
como si te conociera tan poco como te conozco
A veces te siento lejos, pero soy yo hundiéndome en mí misma
A veces tiemblo sólo de pensar en mi sufrimiento
A veces me recojo de sólo imaginar el tuyo
Cuando las cosas pasan, pasan por algo
Descubrir ese algo es lo que me ha costado
Es probable que siga sin saber nada
Pero el cariño me recorre queriendo apoderar
¿Quién obstruye? Es el propio ser
Es el propio ser el que anhela
El que anhela la luz en las respuestas
En las respuestas que sin saber tiene en las manos
Las manos se atan y entregan firmes al dolor
Al dolor le hace falta coraje para dejar el hogar
El hogar es como un triste albergue, negro, húmedo
Húmedo, eso es lo que siento en el rostro, de tanto llorar
Tanto llorar por nada, tanto llorar por todo, tanto llorar por todo y por nada
Si me quieres acompañar, entenderás que una locura corre por mis venas
Corre por mis venas el masoquismo, la indiferencia, el amor lunático y la frialdad
Si quieres quererme, quizás también caigas en mi juego
¿Acaso quiéres ser parte de mi juego?
Quizás rompas mi tortura
Quizás destapes mi dolor
Porque quien ha caído bajo tierra
Porque quien ha tocado fondo
No tiene donde más caer
No puedo seguir cayendo
Sólo me queda salir.




Una toronja verde, de otros tiempos, ya pasados, borrosos en su nitidez, calados en lo profundo.

Entrecruces


Aló
No te lo puedo creer
Sí, en realidad el sábado se veía bastante mal
Bueno, muchas gracias
Sí claro, nos vemos.

Tomé mis cosas, no me molestaba partir temprano a casa, la tarde estaba fresca, no me molestaba caminar.
Busqué el reproductor por la mochila, que llena estaba mi mochila, y ahora, no usaría nada de lo que llevaba dentro. Saqué también los audífonos, con gran dificultad desenredé cables y cables, eran un mismo cable, enredado en muchas partes.
Vi la cajetilla, brillante en el caos de mi mochila, hice caso omiso de su presencia, no quería desvirgarla hasta que el momento fuera el preciso, el maravilloso, mágico.

Tomé los cables ya resueltos en mis manos, hice un nudo con un colet alrededor de su oscuridad cableada, me los eché al bolsillo, la Xime, me acompaña en mis caminatas una vez más.
Ya con la tranquilidad de los audífonos sobre mis orejas, pude abrir nuevamente el cierre, para desprender el plástico de mi cajetilla, el papellilo plata, y el primer cigarrillo, blanquecino, anhelado, cargado de otro tiempo.

Fue, todo lo que esperaba, me hubiese gustado su eternidad, sin tiempo, para variar, pero no me preocupó, tenía mucho por caminar aún, no tenía por qué dejar de disfrutar.

Mi caminar fue ligero, imperceptible, no quería forzarlo, quería flotar sobre el suelo, ligera, entonando sin verguenza por aquella vereda tantas veces recorrida. No me molestan las miradas de extrañeza, sé que en el fondo de sus corazones, les gustaría canturrear así por nada en especial.

El amor que dejé, la familia atrás, el secreto que guardo, no descansaré, sé que llegaré. Camino lento, lo que soy se va descosiendo, las raíces quedan al centro, lejos de aquí, esperaré, cambio de piel...

Para cuando retiré el segundo cigarrillo de la cajetilla, lo vi, y vi esas palabras corretear en mis ojos a toda velocidad. Me importó menos cuán rápido, cuán lento me dirigía, no miré el camino, miré mis ojos brillar desde fuera, saltarines.

Ese cigarrillo estuvo mejor que el anterior.

Y entonces, mi caminata se hizo aún más plácida, me encontré con tímida alegría con los conocidos, disfruté la chocolatada dulzona en mi boca, luego jugué con la bombilla llenando la pequeña cajita punteada de aire.

Mi refugio estaba casi vacío, deslizándome por las escaleras llegué a mi santuario, mi olorosito y acogedor santuario, tan mío, tan acigarrado, tan desordenado ¡Tan mío!

Llegué a arder con mis fantasmas, a batallar una tranquila pero dura batalla, cuando las aguas estuvieron calmas, pude sentarme a mirar el mar, a esperar mi atardecer, para charlar.

Cuando llegó me sonreí en mi soledad, sintiéndome acompañada, como hace lunas luneras no me sentía, que deliciosa sensación ésta, de dejar bailotear el anonimato de mi presencia, para presentarla, así, tal cual, y dejar de detestarla por aislarme, de empezar a agradecerle, por los tiempos regalados.

Sí, me crucé con el pequeño, con el antipático, con el nervioso, con los extraños, con la familia, con mis fantasmas y mis psicópatas, con los de él, con los de ella, y con los desconocidos.
Y para todos los físicos malditos, los vacíos también hablan, ustedes y su afán de ignorarlos, ¡pero que egoísmo diría Dios mismo!

Déjenme cruzar los vacíos tranquila, en mi santuario, no pueden amonestarme, no pueden contaminarme, el tren no se detiene, y cruzaremos caminos sin colisión.


Mi madre tierra querida, tan terca, tan sabia, mejor no digo nada, sé que mis manos aguardan más poder del que sienten, y se rinden ante ti, para que me acompañes.

¿Alguien gusta un cigarrillo?

domingo, 16 de agosto de 2009

El tormento antes del sueño

La lluvia, después de todo lo que le costó caer, ahora sólo tardará en detenerse. Y con su caída, caigo yo y mi semblante de indiferencia.
Me asusta a veces mi capacidad de desconexión con el exterior, mi envoltura es frágil pero igualmente imperturbable, me pesa sobre los hombros sin dejar de lado lo fácil que se me hace sostenerla y alimentarla con cada minuto de ausencia en mis ojos.

Por qué será que funciono de esta forma, puedo tenerlo todo, sin querer alcanzar nada, cuando hago el esfuerzo parecen vanos e infantiles, porque no pareciesen resultar de forma buena alguna.

Y aún cuando aparece en la patineta, con el pelo igual que siempre y el gesto de la misma manera, no hay sorpresa en mi rostro. Para cuando llegó mi turno en la ronda, con un hilo de voz sostuve mi nombre unos segundos, para saber que el tierno diminutivo no llegaría a mí como a las demás, yo era, el punto negro.

Y la cabeza como tortilla se eleva, se gira, cae y vuelve a retorcerse impulsada por quien sabe que cosa. Me marea, me polariza, voy de un lado a otro, pálida como la muerte, fría de manos como siempre, inexpresiva y explosiva, dolorida de la neblina.

Esa neblina paciente, cómoda y estática, mi escudo angustioso, mi barrera, mía como de nadie, invisible, presente como el día gris a los ojos del sueño, mi barrera de hierro, mis temores, mis odios, mi vida incapaz de desprenderse del fracaso, y no habrá caso en culpar a nadie, soy lo que soy y siendo esto no encuentro forma de alegrarme.

¿Y qué necesito? No quiero necesitar nada, si todo lo tengo o nada me falta no pareciese hacer diferencia.

De mi mente soy prisionera, por aprisionar mi dolor como a mi tierra, sufro, como hierba pisoteada, con mesura y en silencio, sin comprender, sin determinación, sufro en el encierro, sufro en mis cuatro paredes, en este cuerpo que escondo, en mi palidez con la del cielo.

En la lluvia, reventando en el suelo, sufro, en mi temperamento, de positivo a negativo, de todo a nada, sufro, por no comprender, por reventar contra mi pecho la amargura y las navajas del recelo.

No quiero ser navaja en otros pechos, ni deshacerme en lluvia por sus rostros, a veces, que no te quieran, es mas fácil. Al menos para intentar descifrar lo indescifrable.

14/08




viernes, 22 de mayo de 2009

Un antes y un después.


Palomita, mi amiguita, alitas blancas, vuela tranquila.

Y donde hay sol, que arda el fuego, ¿quiéres mirarme?

Quizás no quieras mirar

no vayas a equivocarte paloma

que por mal vuelo, vamos perdiendo el equilibrio.


¡Y quién dijo que yo tenía paciencia!

Yo no tengo paciencia, y siempre estoy super ocupada

con puras tonteras, pero las tonteras te ocupan también.

Y estoy agotada de los resfrios, porque no puedo respirar

¿qué es un ser humano sin respirar?

explíquenme por favor.


Y la gente y los monos

y la mononucleosis de la Francisca.


Y los mexicanos y los cerdos

la famosa gripe porcina.


Y todos corren en círculos, ¡caos! ¡caos!

Llegó la fiebre con las parranderas dominicanas, pero que mala suerte.


Y de nuevo, nadie quiere salir a caminar, me pregunto por qué a la gente no le gusta caminar, ¿será el sistema que los tiene acostumbrados a correr? o porque no hay nada que les parezca más a una pérdida de tiempo que salir a caminar en una soleada tarde.


Y no, no me traten mal por el teléfono, con la lata que me da contestarlo, que después me hablen apurados para cortarme, ninguna posibilidad.


Sí, sí, es bonito el dada rada daradarada y que eso se llame como se llame, pero me baja la rabia por el aparato telefónico y me largo al cine, porque me invitaron, si no, me duele colaborar con ese robo cinematográfico.

tututututututututut, nos trasladamos temporalmente a varios días más adelante, y lo digo de esta forma, porque no tengo idea cuántos son exactamente.

Pero bueno, en el presente, la porcina ya está como colilla de cigarrillo por las calles, ¡por todas partes! ándate chanchito, la media patá.

Y, en cuanto a mí, que violenta, ¡que violencia!
Hace tiempo que no sentía tantos deseos de golpear a alguien en la cara, lo sé, lo sé, no es buena la violencia, mi mamá siempre me dice que no pierda el tiempo con cosas que no se merecen mi atención, pero uno igual lo hace, porque es tonto y fallido.

Pero bueno, después de pasar un día de malestar estomacal y de pelo sucio, y de tener que seguir con ojos fervorosos e iracundos a un mequetrefe de marca mayor, ya me dio la lata la situación, y ya fue mucho de andar lamentándose por necedades, con hoy, ya me bastó, para andar con la rabieta y enchufada al aparatito que suena.

Mañana, día de la pantufla, tendrá que ser un día menos oscuro, ¡vamos palomita! no se me vaya a desarmar, ahora como antes, como si no hubiese pasado peores.

¡Éxito para los desamparados!

Porque fallé, lo sé, pero si bien he fallado, podré también no fallar, y me rehuso a convencerme de lo contrario, puedo hacer las cosas mal, y abrir los ojos a una realidad que no es la que está frente a mis ojos, pero podré también, llegada la hora, tomar la decisión correcta, y dejarme de tanto mequetrefe.

¡Esperanza para los desesperanzados!

Que si hay que llorar, lloraremos, pero busquemos de donde sostener los brazos, para ponernos de pie y amanecer de nuevo, y ver atardecer, algún día, más tranquilos, menos ansiosos, abrazados al sol.


Ya lo estoy queriendo, ya me estoy volviendo canción, barro tal vez.
Y es que ésta es mi corteza, donde el hacha golpeará, donde el río secará para callar.


Que arda el huracán



No hubo saltos, no hubo gritos, hubo tan sólo...¿será ese un problema?
Que acostumbrada estoy a ser problema, y tiempo que no me sentía en des control de la situación, a pesar de mi infelicidad al poseer control absoluto, en estos momentos, extraño un poco que mi tema no sea la inseguridad, el piso cristalino tentando a quebrarse en cualquier momento.


Y aún no sé si es que me siento más grande o más pequeña, quizás me siento grande como pequeña, quizás ansío más que nada el juego impaciente de las respuestas que llegan y se van, ansío la ceguera por unos momentos, anhelo fluir y entregarme desecha.

Caen los brazos a los lados, caen las barreras, y puedo admirar esa sonrisa sin criticarla, sin juzgarla, por criticona me he dado cabezasos contra la pared, y por tener el control he tirado al mar cada alegría nueva, genuina y esperanzada.

Ahora, en vez de temer, no me queda más que fluir, fluir con lo que venga, y a qué podría tenerle miedo, si ya todo odio que he podido ganarme, me lo he ganado, y así también los rencores y los cariños, esa es la vida, no hubo caso en pelear.

Jamás están todos felices, son tan insaciables como yo, siempre queremos más, aunque lo tengamos todo, porque no hay algo así como todo, que raza más prodigiosa en el arte de encontrar necesidades e insatisfacciones. Y es siempre necesario perderlo todo, para notar que sí, alguna vez lo tuvimos, y pudimos ser felices, y escogimos no serlo.

Sí, lo admito, no con orgullo, si no con tristeza, llevo un buen tiempo escogiendo la no felicidad, y así, como heroína intravenosa llevo tiempo inyectando tragedia, directo al torrente sanguíneo.
¿Alguien adivina?
El llanto se hizo pesado como mi cuerpo, mi pena negra como la noche, viví en penumbra, exhalando el humo del cigarrillo en soledad.
Y no hay que ser demasiado inteligente, nada bueno salió de eso, aprendí, sí claro que aprendí, sobre esta puta vida y por qué a veces la llamamos puta.

Y aprendí también, que no es necesario hacerlo, y que el ardiente sol no está tan lejos ni tan difícil de encontrar.

Puedo afirmarle a quien quiera, que no hube de tener vida más triste, cuando olvidé lo importante que era amar, cuando olvidé lo importante que es decirlo y sentirlo, la rabia y la puta madre, ni siquiera escribir podía ya, y aún siento verguenza de admitir lo que siento en el interior, deseo no sentirla más, y si deben reírse de mí, adelante, háganlo, si al fin y al cabo, la imbécil fui yo, fui yo quien entregó mi vida a crítica de los demás, como si los demás no tuviesen suficiente ya con sus propias vidas.

Y es probable que esté perdiendo todo ese talento que solía sentir que tenía para escribir, probablemente ahora, soy tan mediocre como cualquier mediocre, pero quizás, cuando lleguen nuevas inspiraciones, habrá nuevas sensaciones que transmitir con emoción.

Y si no hay emoción, que haya alegría al menos, y si no hay alegría, ojalá el recuerdo de que en este mundo mentiroso y corrupto, siempre se puede encontrar algo de donde sostenerse hasta que pase el huracán.

Huracanes, eso quiero, desarmarlo todo y rearmarlo como sea.

Recordar las mañanas, cuando el sol de a poco se aparece, mantieniendo tibia la piel, y brillantes los rostros, revivir el atardecer, el íntimo escondite de los deseos, y el sol que apasionado se despide, dejando su ardiente rastro ,unos segundos, en el horizonte.

Y tal vez, sólo tal vez, ya no habrá noches frías en soledad.





domingo, 17 de mayo de 2009

Ojos dorados


Voy a hacer una lista, con ojos dorados al mundo, para recordar que tengo tantitas razones pa' sonreir porque sí, para sentirme feliz.

¡Brindo por un nuevo día!
¡Brindo por la mañana y por los comienzos!

Las mandarinas y su olorsito
El sonido de las ojas secas al quebrarse
Un beso tranquilo en mis labios
El aroma del té recién hecho
El aroma que se desprende cuando llueve, a tierra mojada
Un abrazo de grandes brazos
Los pies descalzos sintiendo el pasto
Los pies descalzos sintiendo las olas ir y venir
El sonido apacible del mar
Sentir la emoción torpe y adrenalínica de un nuevo amor
Entregar mi pelo al juego de manos ajenas
Andar en bicicleta sin esfuerzo
Que me abracen cuando lloro, como si fuese muy pequeñita
Enamorarme sin importarme
Cantar y emocionar
Cuando la Cata hace tonteras conmigo
Cuando la Gaby se pone regalona
Cuando la Cami se pone graciosa
Cuando la Paula me tira besos
Cuando la Nacha se ríe con ganas
Cuando la Anto me manda mensajes rimados
Gracias - Jorge Drexler
Tu sonrisa Inolvidable - Fito Paez
Comer casi cualquier cosa con miel
Viajes largos en auto
Comer helado en invierno
Echarle manjar al helado
Cantar con mis tías
Bailar bailar hasta el cansancio
Tener donde acurrucarse en Invierno
Ver una buena película
Un extraño que sonríe
Sentirse bonita
Que te digan algo realmente especial
Escribir y que inspire
Ojos que brillan
Los amigos en noches interminables
La luna llena
Árboles de colores
Cartas inusuales e inesperadas
El 6 de Agosto
Sacar fotos, aunque no sean buenas
Ser perdonada
Un buen libro
Tejer y guardar la lana en el bolsillo del abrigo de la Cata
Meter las manos en colafría
Pintarse las manos con tempera
Café con leche condensada
Café con frío y vainilla
Chocolate que se derrite en los dedos
Comptine d'un autre été: l'apres midi
Un vestido de verano
Girar y girar y girar hasta marear
Hacerle bien a alguien más
Girasoles
Cerezos en primavera


Seguiré, porque de todas formas y maneras el objetivo no es tenerlos todos, ni tener ninguno, es la prueba, de que no debe haber oscuridad tan poderosa como para acabar con tanta luz, por tenue que pueda ser.

Y si la seguridad no llega, voy a salir a buscarla
Y si no dejo de patear a la alegría, va a terminar pateandome de vuelta
Nadie nos enseña a crecer ni a ser felices, pero de todas formas lo buscamos incansables, hay cosas que debemos aprender aprendiendo, y no esperar ese día si no levantar la frente hoy.



miércoles, 29 de abril de 2009

Tiquitiquitiquitiquitiqui


Y no necesité nunca de mucha inspiración, cierto es, que quizá siempre tuve mucha. No es que la haya perdido, es que ya estaba rodando mucho en lo mismo, y ¿por qué ruedo? ruedo porque hay que rodar, hay que girar y reescribir, mirar y desandar, no sé, porque sí.

Siempre vuelven a aparecer, estas cosas de ser humano, burdas, primitivas, paranoicas, de persona, de emociones, de arrepentimientos, de cerebro.

De vez en cuando me pregunto cuando voy a dejar de preguntarme siempre las mismas cosas, me aburro, quiero pensar en otras cosas y en otras personas, es siempre lo mismo, lo mismo de siempre, ya no me motiva.

Pero, no hay nada de malo en que no me motive ya, siempre se dice "la rutina termina por aburrir" y todas esas cosas que hacen que la palabra rutina se lleve muchas culpas de diversas índoles, o de dolencias varias, quien sabe. Lo que yo sé, es que necesito nuevas motivaciones, para salir del estado patético de resfrío, bajas defensivas y torpes llantos a cada rato. Estoy aburrida también de andar llorando, me aburre llorar, pero, es más entretenido que no hacer nada, aunque, ni siquiera lloro porque quiero, se me escapa, todo lo bueno se ha ido, ahora lo malo me patea por la espalda a cada rato ¡Que aburrimiento!

Y que se entienda, no es que viva de negro lamentando mi infortunio, sólo admito que, mi cerebro no anda bien, y los enfoques andan tan desorientados que me la paso hablando de vibraciones de enchufes y de las moscas de las frutas que hablan.

¿Por qué será que me cuesta tanto saber que quiero?

Es una cosa compleja, asumir, procesar, enfrentar, contar, descontar, dudar, BLA BLA BLA...
Y, para qué voy a mentir ¡eso también me aburre! Me aburre, porque soy una latera cuando se trata de esas cosas, y sí, que coraje el de aquellos que me aguantan, puedo ser realmente insoportable, al menos me consuelo con esos momentos de dulzura y amorcillo que me dan, pero ¡demonios! intercambiar las frecuencias no me vendría nada de mal...
Si tan sólo pudiese leerme la cabeza como leo los cuadernos, ojalá subrayado con colores, lleno llenito de flechas pa'cá y pa'llá, porque si no, no voy a salir nunca.

¡Necesito salir!

Pero bueno, no es terrible la cosa, por favor, no malinterpreten mis ironías, me gusta molestarme, porque me carga que me molesten cuando no saben nada de nada, yo que sé de todo casi todo, me molesto. Y la verdad es que, de bastante me ha servido todo esto, por lo demás, hay que vivir, y vivirla toda, si no, ¡que aburrido sería!

Y me retracto, no necesito salir, ni de aquí ni de allá, digamos que simplemente, hay momento como estos, en los que necesito llorar y que me hagan cariñito para sentirme mejor.

Para dejar ir los fantasmas que torturan, y encontrarse unos nuevos, jovencitos y perfumados, que me traigan otras cosas, de aquí y del más allá. Eso es lo que realmente quiero, no lo que necesito, es liberar esas malditas torturas, dejar que lo nuevo venga y desordene, y bueno, después veré como me las arreglo, como siempre.


Me gusta el sonido que hacen esas bolitas de colores cuando ruedan por la mesa y caen al suelo. Tiquitiquitiquitiquitiquitiquitiquitiqui
AMANDA

lunes, 30 de marzo de 2009

"No nos une el amor, sino el espanto"

No hay nada tan asqueroso como una mujer enferma, que en su lecho desamparado, con el pelo grasoso y el cuerpo cansado, se dedica a ver cuanta película pasa en la televisión, sin gesto alguno que exprese algo.

Hasta que, llegado el momento, aparece frente a ella esta película dramática y emocional que la lleva a un estado de envidia, nostalgia y auto compasión inevitable pero repulsivo también.

Todo se resume a recordar lo patético de mis actos, tal que he dejado cada nuevo y fresco amor para dejar a esta libertad con su amargo sabor, y un inmenso deseo quemándole la piel.

Y esa explicación que siempre llega pero no me llena, el llanto negro que estalla conmigo sin mi consentimiento, me destroza lento su sin sentido.

Esta raíz que lenta crece en mi frente, me arranca toda jovialidad, dejándome sola, vieja y enferma.
Este pecho, que firme aprieta, se lamenta en su descuido, me reprende, quiere quererse.
Este cuello, desalojado, se vuelve obstinado, y adolorido se retuerce, indiferente, queriendo ser fuerte.

domingo, 15 de marzo de 2009

Tempo


Cayó en la tierra
quien desde el cielo
no reconoce propietario.

Cayó en mis manos
ardiente sonido
presión sanguínea.

Cayó contigo
el llanto amargo
negro silencio.

Vivió en mi mente
escondido terror
de un pasado blanco.

Y una hora se sumó, porque así el hombre lo quiso.
La noche, fría, no quiso retroceder un sólo minuto.
El grito se hizo pesado, mi oído no pudo soportarlo.
Y cuando el cuerpo quiso sacar su animal, el padre se interpuso, no dejó salir la locura.
El animal, enojado, permaneció alerta, perturbado.
Cuando hubo que decidir, el alrededor giró, dejándolo en el medio, la tierra habló, el animal dejó de ser.

La noche sucumbió el fuego, las llamas encendieron, la adrenalina corrió hambrienta por los cuerpos, los hizo odiar, los hizo incansables, no los dejó fatigar, persiguieron su presa con esmero, con sed de asesinar.

El día peligraba con ensuciarse, la tierra tuvo que tomar asiento, la tierra tuvo que pedir ayuda, tuvo que desear la fatiga, no supimos si lo logró, pero sabemos que sintió el cansancio apoderarse de si, cambió el sentido al menos, no había conciencia del otro lado, el culpable fue rescatado de su propio agujero, pero quizás cuantos agujeros queden, si es que la tierra te ha rescatado, no cuentes con que estará siempre para hacerlo.

La mañana abrazó calurosamente nuestros cuerpos, obligó a su hija a levantarse y a sentir la tibia tierra en sus pies, más tarde la hizo abrazar al extraño, después la sentó a pensar, luego la puso a bailar, a disfrutar, cuando ya hubo despertado la sangre de su centro, la dejó retroceder.

Descansa corazón, deja que la luz se oculte, así podrás dormir.

viernes, 27 de febrero de 2009

Flores en la ventana

A veces la vida se toma unos tiempos extraños para enseñarnos ciertas cosas. En estos días que ya están medio lejanos y en estos que aún se están desprendiendo de la presente cercanía, he encontrado una peculiar sensación de felicidad y de curiosidad al mismo tiempo.

De vez en cuando las respuestas inesperadas afloran en el cuerpo y las lágrimas ocasionales se hacen más livianas. Incluso me es difícil concentrarme, es difícil profundizar cuando el sentimiento se pasea tranquilo en el aire.

Cada vez que gira mi mundo aparecen nuevas cosas que me llevo hasta poder descifrar, hoy tengo unas cuantas que no me atormentan, que tranquila me siento así, que breve se vuelve la agonía, que agradable la templanza.

Y cuando recuerdo esos cariños, ese romanticismo lleno de fresca brisa, esas risas y esos desvergonzados cantos, sonrío, sonrío en la oscuridad de esta noche sin novedad, y porque no diré que no me hace falta, un poco de paciencia y de calma para disfrutarla y sentirla.

No está de más decir que comienzan pronto cosas nuevas, es muy probable que ya hayan empezado, y no me asusta, los tiempos me han arrojado ya muchas herramientas, muchos amores y diferentes lecciones, ahora tengo la confianza de poder utilizarlas mejor y caminar más suave, menos ruido, más paz.

Y recordaré cada nuevo encuentro como un lindo deseo, y traeré el pasado para comprender mejor lo que se viene, porque si no es así, ¡qué sentido tendría!

Por suerte hay otra infinidad de sin sentidos para dar sentido, o para conformarse con su deliciosa espontaneidad, ojalá siempre dulce.

Es que ya no se trata de cuantos errores he cometido, no se trata de cuantos errores cometieron conmigo, si no de cuantos aciertos voy a tener y que efímeras o eternas alegrías podré crear. Porque no es necesario ser felices cuando la flor despierta con el sol, podemos ser felices bajo la lluvia mientras no perdamos esperanzas de que podemos serlo. Y que esto me sirva como lección, para reinventar un par de momentos y para buscar mejor ojos con realidad, con sueños, con mejor luz.

Que las dudas existan, pero que el martirio no penetre tanto.
Que el llanto se manifieste, que no apuñale tanto.
Que la rabia patee un par de piedras en el camino, que no asesine.
Y que la alegría valga, tanto como vale todo lo demás.

Para ser grandes, tan sólo hay que ser grandes. Porque a pesar de todo, esta vida me ha demostrado que no hay nada todavía por lo que valga morir en pena. Y eso, no es una idiotez.
Tal vez es simplemente que olvidamos expresar, a veces olvidamos aprender, otras reconocer, algunas perseverar, pero por sobretodo, muchas veces olvidamos amar por sobre lo demás.

Quien sabe, es que quizás necesitaba inundarme de oscuridad para poder rescatarme en el recuerdo de que hay algo mejor que todo eso.
Y nada es en vano ciertamente, quizás es sólo tiempo de mirar en otro lugar.



Y ella decidió creer, y no dudar.
Porque aunque a veces todo cambia,
hay cosas que nunca van a cambiar.

sábado, 21 de febrero de 2009

Catorces catorces


La osadía se manifiesta como hecho único y particular de valentía. No confundamos el juego osado con el verdadero ser que no se puede cambiar.

Y el sueño se vuelve severo y sincero, no dejando atrás la realidad que acecha al hombre. El cuerpo siente ánsias, la mente tiene sueños, la luz no se acaba, sólo se esconde temporalmente.

Entonces el alma siente la soledad y el abandono, siendo la luz tenue, siendo breve la muerte.

Cuando el tiempo habla, sólo el movimiento lo calma.
No hay muerte tan eterna como la que se gesta en vida.
No habrá vida tan eterna como ésta, que cae y se levanta.

Quien caiga y se quede no tendrá más oportunidad.
Quien se levante aunque sienta que ha muerto, podrá seguir viviendo con una victoria dentro, tal vez sin seguridad, pero con certeza.

14/Feb/2009

miércoles, 28 de enero de 2009

Central


Dados los acontecimientos dados en una serie de tiempo determinado que no se excede pero se valora en su plenitud, podemos admirar una serie de comportamientos animales feroces y robóticos mecánicos que nos llevan a una lista de innecesarias pero válidas conclusiones con respecto a tantas cosas importantes como sin importancia.

El centro de santiago es un lugar interesante, porque entre tanto olor a gente que levanta polvo con sus nuevos zapatos de verano adquiridos en alguna de las tantas tiendas que rodean al lugar, de pronto una brisa con aroma a shampoo se pasea libremente por las calles, porque además, el dueño del lugarcillo del almuerzo es un istriónico personaje que aparece repentinamente a tu lado para sentir curiosidad por tus características.

Cosa curiosa que en menos de dos cuadras pude apreciar la prédica evangélica más potente de mi vida y los gritos de un trío de locos que daban perros en adopción.

Dentro de todas estas exclusividades del lugar, por lo demás, puedo entender el delicioso afán de un personaje adulto, por trabajar en una oficina, mientras afuera es un verdadero horno en esta época de verano, y tanto los pies como la frente sudan, los privilegiados del piso 12 cuentan con un aire acondicionado heavy metal que no deja espacio para una gota de calor, con una vista privilegiada del centro de la ciudad y, por lo demás, con agua en unas cuantas esquinas para su deleite. Viéndolo de este modo, quizás no nos extrañe tanto la determinada y MAYORITARIA decisión de tomar el auto todos los días a la misma hora para dirigirse a estos lugares, que para nosotros adolescentes, en nuestra mayoría, no significan mucho más que una silla, un escritorio, y un esclavizante computador.

Y a pesar de que existen factores que podrían refutar esa afirmación o incluso variarla, lo que sea, existe un factor aún mayor, y aún más importante y fundamental en todo esto. Podremos llegar a un concenso llamado, maldito dinero.

Y porque al final, cualquiera de estos personajes que en este momento siento teclear al igual que yo, y siento vacilar de un lugar a otro por los pasillos, tienen un límite, y una fecha de expiración, no hay fantasma que los persiga más, que el de llevar al hogar, cada mes, una cierta cantidad de dinero, para sobrevivir, o quizás, para SUPER VIVIR.

Y teniendo muchas cosas más interesantes y fundamentales en mi vida que decir, me limitaré con esto, porque no tengo ganas, en este momento, de profundizar en ninguna otra cosa.
Y siendo la hora que sea, me retiro satisfecha a tomar un poco de agua fría de algún pasillo, porque hoy, no es día de quejas.

lunes, 5 de enero de 2009

Reconstruir


Desde pequeña tengo el recuerdo de mi madre utilizando el término "regalonear" y que yo era una regalona a pesar de mi indiferencia.

Más tarde, en los distintos encuentros amorosos de la vida, me he encontrado nuevamente con mi actitud regalona de largas y agradables horas. Cayendo hoy, a raíz de una banalidad, en una pregunta vital a estas alturas, ¿qué es regalonear? o más directo aún, ¿qué de regalonear es lo que llama tanto la atención?

Mi primera respuesta fue simple y concisa, "es acurrucarse a hacerse cariño". Con eso pareció bastarme, a mí, pero no a mí receptor que pareció tener mayores expectativas de mi.

Luego de pensarlo un rato, llegué a la conclusión de que el regalonear puede trascender de eso, en algunos casos, en los especiales o netamente verdaderos, hay un cambio de lenguaje, una adaptación de un código que se deja de lado para que otro prevalezca.

Esos ojos que se mantienen cerrados y que de cuando en cuando se abren y se topan, íntimos, cercanos, semi abiertos, amarrados. Son un nuevo lenguaje que se manifiesta.
Ese beso cálido, lento, tierno y poderoso que se entrega, es tan superior que puede tener atadas dos personas por horas, cada vez que se quiere decir te amo, se recurre a él, como arma infalible.

Y es efectivamente, un nuevo código, que se estructura siempre nuevo y con pequeñas o grandes modificaciones.
Como ese beso torpe del principio que ahora se jacta de un cuidado y una agresividad delicada única en su especie.
Tampoco podemos dejar fuera ese apasionado encuentro entre los labios que se persiguen, se muerden, se apegan y compenetran hasta perderse y confundirse, también hablan, todos hablan.

Cada mano artista que dibuja en trazos las figuras que existen y no existen en el cuerpo, es el arte de un amor que se manifiesta, que se entrelaza entre el cabello que cae sobre la piel agitada y se revuelve para despejar la cara, entre los pies que torcidos se entrelazan y las rodillas que se atraviesan para minimizar ese ínfimo espacio entre los cuerpos.

Hay ciertos amores, hay ciertos dolores, hay ciertos besos y ciertas maneras, que cada quien se encuentre en diferentes maneras, en ciertos abrazos, ciertos espacios, tales besos, tales ojos.

Y ojalá, que cada vez, nos equivoquemos menos, para que al final, haya muchos ciertos, sin tantos desamores ni desgarros sangrantes del interior.