jueves, 6 de enero de 2011

entrevidriosrotos


Mis pies se iban posando
sobre millones de trozos afilados
Un estallido silencioso
eternamente lento

Y en él
tu voz se iba desintegrando
volaron miles de pedazos
rozándonos sin alcanzarme

Tu abrazo no se unía mis brazos
los tuyos atravesaban los míos
y yo pasaba de largo

Tu piel era inmune
y mis dedos recorrían
la tierra muerta de tu frío

Tus labios se posaban
helados en los míos
sin despertar su fuego
ni una llamarada sorda si quiera

Besabas el aire entre nosotros

Y cada vez que me llamabas amor
sin que yo sintiera una gota
otra trizadura se abría en mis ojos de vidrio
húmedosasfixiados

Entonces recordaba otros tiempos
cuando contemplarte era
una luz cálida
una arrumaco de fiebre
un llanto dulce que borboteaba en mis ojos
de emoción pura
de amor en chocolate
y ansiaba tu acomodo entre mis brazos
sobre mi pecho
de entrelazar mis dedos en tu piel
y sentirla viva
ardiendo bajo el roce liviano
durmiendo en el trazo de aliento dulce
de mi voz en tus oídos

Ahora
de pronto
eres un fantasma
queriendo rozar la piel de ésto
que a tus ojos
se vuelve fantasma

que no puede sentirte
que no alcanza a despertar con tu calor
que ve pero no arde

En el frío
se evapora la energía
mi cuerpo ya no se eleva
no puede levantarse
porque todo su ser le pesa

Y la memoria no puede
revivir esos tiempos
ni avivar su fuerza
ni pintar su cuerpo
translúcido
su amor en los huesos
porque ya no habla su idioma

Cada gesto
cada sonido
cada tacto
parecen rebotar
en un muro de piedra
agitarse entre ciegos

Y entre miles de trozos
sin luz
ni reflejo que dar
mis ojos se van quedando ciegos porque no pueden verte
mis oídos se van quedando sordos porque no pueden oirte
la voz se va perdiendo
te observo muda
no puede entonarnos

Y en el delirio
mis palabras
no se develan en tus oídos
y sin oídos
quedan sin sentido

No me oyes
palabras sin decir
palabras sin oír
miradas que no se ven
tactos que no se sienten
contactos que pasan de largo
besos en el aire

se van apilando entre nosotros
como torres de concreto
como puentes desplomados
y mi cuerpo no puede elevarse
(acaso con qué lo haría)

Y tú
y tus pies
fijos en el suelo
no saben si quiera donde ir

Y sin hablarte
ni querer verte
puedo olerte
al otro lado

Tú no sabes nada
yo te observo muda
tú dejas de oirme
y yo dejo de respirar






miércoles, 5 de enero de 2011

en boca de la muerte

Con la lentitud del compás se balanceaba mi cuerpo y ahora solo se adormece y se va cayendo en la muerte profunda, hacia el abismo interminable dentro del alma que es un agujero extenso sin luces ni contrastes, asfixia desaire fantasmal. Mi angustia avanza hasta cerrar mi garganta y estrangular las palabras que ya no salen alrededor de mis músculos, la circulación se hace lenta, la respiración imperceptible y el semblante se desmorona sin sustento ni estructura.
Cada uno de mis huesos pierde su contextura, se hacen maleables como tejido blando y despacio llevan mi cuerpo al suelo y lo dejan ahí debatiéndose sin velocidad entre luces y sombra, me va dejando la sensación vital y se van apagando mis sentidos acabando en la inercia abandonada de un cuerpo vacío.
Puedo percibir el vaivén de la tierra, mis sistemas se van desintegrando y se desmorona en mi interior cada trozo de vitalidad, se hace tierra, se evapora, se hace aire, me despide.