Ay del indolente que surca el firmamento
¿De qué me habrá valido la ignorancia?
De qué me valdrá ahora la herida y su correr desbocado.
Naufragio en la sangre, desterrada al filo de la noche
Que retarda su álgida cumbre.
De qué me habrá valido esta transparencia
Sus morisquetas, sus antifaces, sus anestesias
¿O de mí habrán sido los túneles y sus pasajeros?
Y ese fugaz encuentro con los redactores del muro de los lamentos
Afanados, silenciosos
Puesto que el arte de sufrir es también meticuloso.
Qué deshacer o desandar
Será el puente hasta la cuna.
