domingo, 16 de diciembre de 2012

algunas visiones llegan para quedarse


Un silencio, dos silencios, salud por los silencios
y el saludo, soleado, tranquilo, me llega lozano al cuerpo
o el atisbo de las diapositivas que rememoran el paraíso
como una chispa de calor solícito en medio del ombligo

Salud por el mar, y los caminos entramados de lianas
árboles guiñándome los ojos invitándome a subir
o las patitas en la arena, quemándose hasta el cielo helado
meciéndome la piel desnuda de sonidos y artificios

La tierra blanda, olorosa de vida
donde pululan mis dedos excavando sus pasos
se topan con el vestido del cerro impasible
y dama elegantísima me invita al frescor que aguarda en sus vertientes

Subo sin pensar y el cansancio me va derritiendo
sigo subiendo y el calor me va secando
a tramos resbalo, ramas me tienden los brazos
descanso en la seca piedra y en puntiaguda pendiente
vuelvo a subir al presente

Antes que la fatiga
el aire entrando y saliendo me ha rejuvenecido
alzo la vista y he ahí el claro
la vertiente madre en su laguna desembocando
las reinas verdes del cristalino
y mi cuerpo cansado
recién nacido
ataviado y silencioso
se hace en el agua
la desnudez de la natura fresca
lejana y altiva
entre el divino y el océano