sábado, 22 de junio de 2013

Siempre y cuando deje ir

Cuándo una sonata quiere cantarse, guardo silencio.

Cuándo siento mis hombros muy cerca de mis orejas, los dejo caer.

Cuándo mi vientre rompe sus cadenas, mi abdomen se acomoda hacia adelante.

Cuándo en mí brota una luna, las visiones me sumergen en su leve océano.

Cuándo la fraternidad es de días y días, día a día, siempre tengo energía.

Cuándo ofrendo en fe y entrego, de brazos abiertos recibo las mejores virtudes y regalos.

Estar con todo el ser.

Todo el ser en espacio.

Caminando.

jueves, 13 de junio de 2013

¡Qué infección tu ego y tu pereza, qué insufrible falta de bondad!

Repudio


Defiendo mi derecho al repudio, al desprecio del descuido en forma de atropello a mi bienestar. Protejo mi derecho a vivir de cada experiencia lo que naturalmente surja en mí, y no lo que se espera, por -buena educación- que rescate de ella. Ni el individuo y su egoísmo, ni la diplomacia, ni la burda y torpe preocupación, que no es más que un deber, pasarán sobre mi voluntad de experimentar y aborrecer libremente la putrefacción humana.

Lo que odio no es la infección, lo que odio es saber que la llevo conmigo.

jueves, 6 de junio de 2013

Lleváosla

Insuficiente mujer insuficiente

Tentrego

Mátenme ya
que estoy sola y triste
yo me entrego
sola y triste
a dejar de ser la que soy
este presente, este pasado
infesto, de tragar tanta mierda

Sola y triste
me asesino
y me entrego por entero
recién carbonizada:
nuevos compañeros, buenaventura, espíritu y alegría

Sí, sola y triste
yo me entrego
y asesino esta mentira
para recobrar en esta muerte
la identidad que torpemente difuminó mi historia
asesino la ingenuidad que ató mis fuerzas
abro los ojos y me lanzo al desamor

Arranco mi rostro de ti
que abandonaron tus infiernos
me entrego a la esperanza del incendio
con la que reescribo mi libertad

lunes, 3 de junio de 2013

Viejo astuto




¡Ay abandono!
Vieja rata, juraría que no te vi venir
pero mentiría.

Qué quieres conmigo, qué vienes a recojer de mi espíritu,
oscuridad,
ajada de ti, hija de ti, dolida, crecida, enseñada por ti,
oscuridad, falaz y tormentosa, que haces de mí una máscara voraz, 
ansiosa de ser fantasmagórica.


Conjurar, y con tu nombre condenar el mío al exilio de la soledad
incomprendida sociedad por el prisma turbio del abandono
que cubre como un denso velo el matiz de mis ojos
que danzan hoy la réplica de tu indiferencia.

Ay abandono...
Viejo amigo, viejo astuto
no caigo hoy en tus vorágines 
ni en tus abismales temporales 
uso manos y pies, rodilla y nariz, y aún con los ojos cerrados
siempre vuelvo a encontrar la tierra a mi lado, sobre y bajo de mí, siempre.

Tal vez nunca deje de ser así, tal vez nunca deje de encontrarte, ni de vivir el desamor inefable de ser arrancado, sin previo aviso, del templo tan cuidadosamente labrado. 

Y aunque tal vez yo nunca sea suficiente, sé que esta vez fui demasiado. 

sábado, 1 de junio de 2013