jueves, 13 de junio de 2013
Repudio
Defiendo mi derecho al repudio, al desprecio del descuido en forma de atropello a mi bienestar. Protejo mi derecho a vivir de cada experiencia lo que naturalmente surja en mí, y no lo que se espera, por -buena educación- que rescate de ella. Ni el individuo y su egoísmo, ni la diplomacia, ni la burda y torpe preocupación, que no es más que un deber, pasarán sobre mi voluntad de experimentar y aborrecer libremente la putrefacción humana.
Lo que odio no es la infección, lo que odio es saber que la llevo conmigo.
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