miércoles, 26 de agosto de 2009

37º


Que putrefacta soledad
corre, corre, corre
¡ándate!¡vete de aquí!
cosida la piel, descosida mi sangre
corre, corre, corre
brazo abajo, pecho abajo, cielo abajo
en finas hebras la sangre se esparce
cosida a la piel está mi oscuridad
renovada, amarga como el llanto
corre, corre, corre
no corre conmigo, me pesa cada pie
me pesa cada vista, me pesa cada una de las sonrisas
estampadas, cada una de las lágrimas derramadas
manchadas de tinta, manchada la piel.

Corre, corre, corre
corre tú de aquí, has tenido suficiente de mí
y sentí tu dolor atravesar mis vértebras, cada una, estremecerse.

¡Vete de aquí!
¡No quieras cambiarme!
No puedo ser lo que quieres
no tendré cristales, por ojos, para ti.
No soy lo que quieres, no soy lo quiero
¿cómo podría serlo?

Ahora
CORRAN CORRAN CORRAN
lejos de mi puerta, lejos del umbral
ese que los acerca a mí
que los alberga mientras se esconden
esperando verme llegar
Aléjense, no quiero sentir culpa
por no poder ser lo que quieren, ni lo que esperan.

¡Déjenme correr!
¡Déjenme enamorados correr!
Por qué me atan, no van a salvarme
no van a salvarme de mí
ríndanse que me agotan
ríndanse que me asustan.

Quieren salvarme para ustedes
no desean salvarme por mi
no quieran convencerse
¿para qué?

Este mar es profundo
febril hoy como mi frente
¡Arde mi tortura!

Corran, y déjenme en paz quemar este dolor.

No hay comentarios: