lunes, 2 de noviembre de 2009

Lady Grey



Lady Grey se mofa de las mujeres que ponen su cuerpo como alfombra
y de las que desnudas se ocultan bajo la cama, de colchón bajo, porque han sido descubiertas
"in fraganti"

Lady Grey no es especial, algunos la llaman loca, otras la llaman té barato, o quizás, sin siquiera mirarla la disuelven en agua caliente.
Mientras ella se mofa, de los apretados labios de las esposas, que escuchan los quejidos de la patas negras en el closet, o de la que aún desnuda, se retuerce bajo la pequeña cama.

La mujer, temblorosa, levanta la taza, tensa, ansiosa, disfrutando ese té que desearía derramar hirviendo, ferviente, en el cuerpo de su hombre, que no es su hombre, que no la mira, que piensa en ella, en esa.

Lady Grey, que sería sin ti, sin esa tibieza apaciguando mis ojos gastados, mis celos maltratados... no, no hay nada como un buen té caliente.

El agua, vaporosa, bajaba por la garganta, la iracunda garganta de la mujer, ardiendo, siguió tragando, perversa.
Dejando a Lady Grey a un lado, él, ignorando el conocimiento de su mujer, se paseaba evitando la mirada, de ambas.

Sólo debió esperar un pequeño segundo, su mano atornillada al cabello de la mujerzuela, que diría le doblaba la edad. Lady Grey no se opuso, se derramó ardiente por la descubierta.
¡Qué verguenza!
Era ella la joven, la fresca, sólo que disfrutaba de té caliente, de su clásica y celeste, bolsita de Lady Grey.

No por nada, el calor del infierno
La venganza es una taza de té caliente.

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