Poema de Juan Carlos Vidal, Desdiosidad .
Vuelve a ti.
Al centro oscuro que te guarda.
Lejos de todo agobio o ilusión.
Regresa a la espiral que te enciende.
La irradiación que en tus ojos
imagina el mundo y lo atesora
como una ofrenda en gratuidad.
Allí encontrarás tu amor intacto.
Vuelve para recobrarte.
Para discernir quién eres
y lo que en tu fe es inquebrantable.
El cielo es la respiración cada vez más alta.
Y ni siquiera el llanto o la risa
equiparan tu alegría o tu dolor.
Eres un pulso. Una runa.
Una caja de hermosura cuyo contenido
nadie podrá desentrañar.
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