I
Sé que me observan
no puedo hacer nada
atada y arrodillada
Podría luchar por liberarme
pero prefiero entornar los ojos
separar los labios y enseñar los colmillos imaginarios
Sé que así parezco una posesa
y alegremente dejo que me posea
lamiendo hasta las gotas
de esta verborrea insurrecta
Ay de esa mujer
de la columna inadecuada
abandonando sus vértebras a la navaja
Una vez más
bajo la guillotina expectante
y una multitud de antorchas flameantes
II
II
Siempre que cae me despierto intacta
Y al abrir los ojos me pregunto
si ese intervalo
entre el cuchillo y el despertar
fue tan breve como pareció
fue tan breve como pareció
Acaso no habré muerto y vuelto a nacer
en ese aparente segundo de asfixia
ensangrentada
Inhalo
Me cuestan los límites del cuerpo
En cualquier momento puedo desintegrarme
sin motivo o razón aparente
estallarme desde dentro
esparcirme como las cenizas del volcán enfurecido
Lo siento venir, en su continuo augurio susurrante: vas a estar en todas partes.
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