jueves, 7 de mayo de 2015

Disney te metió el dedo en el hoyo de nuevo

Me tomo la cabeza entre las manos. Me toco el lado derecho de la cara y siento las llagas en mi encías. La inflamación de un ganglio desconocido bajo el hueso prominente de mi mandíbula. Todo en el lado derecho, masculino.Pero en otros momentos, cuando no estoy aquí - en modo santuario - escribiendo estas cosas, estos y otros miedos me acosan como demonios en mi interior. Después de una cierta cantidad de veces, me acostumbré a la sensación física que la depresión generaba sobre mi rostro, como que al centro de mi cráneo se abriera un agujero negro, o se levantara un tapón, y todo mi rostro se ve succionado hacia el centro. 
Mañana tengo mi primera cita con el loquero de turno, porque hasta ahora su experiencia trascendental es la que sostiene el corazón frágil de mi madre con esperanzas de mi salvación. Mi alma aguarda, ¿verá la luz? O será que estoy sumida en la oscuridad existencial de la

nostalgia. - 

¿Esto quiero para mí? ¿Es tan malo que no quiera vivir adoleciendo?

Maldigo el condicionamiento mental que me hace ir en mi contra. 
Y el arranque de furia que profana mis propios límites sin oídos para mis aullidos.

- recomiendo ignorar las palabras - leer entre líneas, silencios, qué se yo- puesto que salen de mí imprecisos murmullos de algo parecido que no alcanzo a escribir.

¿Será que en este momento soy una especie de estupefaciente espiritual?

¡O un bálsamo en sus heridas de niños dioses!


VOTO POR:

La emancipación de los dramáticos dramas y elementales sobre el romanticismo heredado de Disney. Emancipar el sexo de la dependencia y el engaño. Emancipar de la compañía el espanto a la soledad y gozarla como un placer agregado al ya, entero placer, de estar con una misma. Reemplazar el gentío por la meditación cuando ansío, reeducarme entre gentío para estar en meditación. Emancipación de la ansiedad y la destitución de las decisiones obligatorias. Emancipación del palabreo triste y pobre del llamado conjunto “gente” o “resto” (y lo peyorativo de “resto”). Emancipación del ojo público. Del qué dirán, del que ya dijeron ya, y del que yo dije que dijeron ya.

Con respeto.  

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