viernes, 16 de septiembre de 2011

Un ojo de labio chilla

Un ojo de labio chilla
un solo par de ojos
labios rojos
aúllan

Se ha perdido el sentido consecutivo de la trascendencia
porque ya nadie quiere hablar del universo
todos temen y nadie quiere mirar el ojo único del miedo
crecen y no entornamos los ojos a ver estirarse los huesos

Un ojo de labio chilla
y quiere recuperar los silencios
y quiere partir en el abandono
para encontrar ese reflejo de riachuelo ambarino
de verdad pura sin palabras
de lengua clara, de lengua viva
de lengua piedra en la cumbre

Abres los ojos
los sacas de sus cuencas
los examinas
son masa viva
son lengua muerta
y si te metes en esas cuencas vacías
recuestas tu cuerpo cansado
chillas
los ojos te vuelven a mirar
y lo que quieres es navegar
tomas tus cuencas, tus ojos adiestrados
los abres
los lanzas
te lanzas

Ojo del universo
ojo mío que resplandece en los ojos del mundo
en tu ojo mojado
en tu ojo nervioso
ojo anquilosado a las paredes
los límites son ilusiones de miras
fronteras de cuenca muerta
ojos de lengua ávida

Cierras los ojos
y ves el universo abierto
diáfano silencioso infinito

1 comentario:

andrésmatus dijo...

Me cae este ritmo, que se me hace filudo, que suena antes de que pueda escucharlo, qué pasa. Entra sola la poesía de repente en el vacío, y no crece. Estira sus raíces mohosas a través de la tierra dura, sin regarse, peor que de desierto. Aunque crece, en la soledad anónima, subterranea, subcutánea. Esta poesía no me da descanso, y aunque termine infinita, resuelta, me deja una honda energía tuya. Será porque conozco a la que escribe. O que relacione mis profundos sentimientos con imágenes ambiguas, y te vea haciendo cosas, entrando a la cuenca de un ojo, tal vez llorando, o habiendo recién dejando de llorar. Tal vez huelo en esta poesía imágenes de encarnaciones pasadas, recuerdos de otro cuerpo, cuando tenías otro nombre, puede ser. Eso.