sábado, 13 de marzo de 2010

Perdición



Me deslizo perniciosa por los pasillos
ahuyento sus señuelos envidiosos a mi pasar
no los miro
no los retengo
los olvido
¡Silencio! No hagan tanto ruido al caminar.

Y lo que no siento, dificilmente lo pienso
transcurridas las zapatillas y los tacones
se fijan en mí unas cuantas miradas tristes
difusas en algún tiempo de amor eterno.

Casi me muero del susto
que ausencia pastosa y densa
Se ha nevado mi sensación, tengo los nervios dormidos
la médula me quema, que roja se me ha puesto la piel.

¡Oh dolorido corazón mío! Dónde has dejado tus anhelos y tu fervorosa sangre.

Se me ha escapado la luz de los ojos
me ha dejado flotando en el aire
infinito mundo
que eterno es el mundo
que lleno de alimañas
y sin colores en mi pálpito.

¡Tan cerca del cielo! Tan cerca del cielo me dejaste caer como los muertos.

Derrama lágrimas vacías
ojo ocular de la vida maldita
me atornillan las manos a la pared de atrás
cruzadas sobre mi espalda
trazando la equis
mis muñecas maltrechas, ensangrentadas por la lucha diaria.
Siguen atadas
Siguen condenadas
encadenadas.

También yo voy a trazar mi ojo
para despedazarlo
coserlo a mi vil señuelo
de mentira, engañoso

Soy la que lleva los tacones ¡Y yo no estoy haciendo ruido!

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