domingo, 28 de marzo de 2010

Virus del absurdo


Un simple resfriado ¡sí señor!
la moto viral se me ha ido al infierno y he colgado las patas sin decir más.

Respiraba de nuevo
me encaramé a la nube y cabalgué las lejanías
que nube más amarilla y cómoda
pensaba mientras recorría mis intestinos morados a cuatro pies.

Y qué luz yo no vi ninguna vida ni en pocos ni en muchos minutos
sólo vi su carita maliciosa, pequeña y adornada
como me gusta el jengibre y el olorsito que me deja en la boca.

Se me ha desecho la nube en nieve virando a la derecha
como la mala hierba se me ha puesto helada hasta la médula
Soy ¡oh como las diosas de la nieve! ¡Quíone!
con las mechas como el fuego y la boca desatándome los velos.

Que absurdo como me fui congelando en el oasis de los muertos
como te vi burlándote de ti mismo, te levanté ambos brazos:

¡No te mueras! ¡Éste es mi paraíso!

Me gustó que te dieras la vuelta y vivieras
me sentí a salvo en lo infinito
remecí mis músculos dormidos para danzar con mis asperezas dormidas.

Sí, éste sería ahora mi paraíso

Abrí mis venas en la tierra y vi encenderse mi alrededor
primaveras de sangre para las muertas
mi oasis de muerte, en mis acrílicos de miel.


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