No he descubierto aún
tu nido de ratas
no he visto todavía
como anidas tus pánicos
ni como evades la vida
siendo nada más que un pájaro
No he mirado aún
tus ojos a la luz del día
solo he visto tu melopeya andante
y tu vacío, nada más práctico
que abandonarlos en el camino
No has querido darme aún
las razones oportunas
ni los abrazos prometidos
ni menos la mirada sostenida
Rehuyes aún de volver a mi compañía
de enfrentar mi rostro ansioso
que te espera con dolor dulce
y dejas que por los diarios
olvide mi agonía
y relea tu desventura
tanto así tu maravilla
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