domingo, 5 de junio de 2011

Mentes del desasosiego

Una de cuartas necesito morder el concreto
abrirme la piel
desgarrarme los tejidos
contraer mis ojos con la amargura.


Y siempre se agitan vivos en la jaula
como aves rapaces agitan las alas
como desquiciadas
por la falta de luz
por la ausencia de tierra.


Yo no diría que esto se acaba alguna vez
diría, tal vez, que existe para no terminarse nunca
hasta volverse estrictamente enfermo
no se apaga por los resquicios de vida que atañe mi cuerpo todavía.


Entonces qué de todo es como es
si en la oscuridad se agitan la histeria y el dolor
y cada cuantas vuelve a descubrir las heridas
las veo arder furibundas como tiburones
el olor de la sangre las despierta
vuelven a perforar la piel tierna
para dejarme sangrar la noche entera.

Sus voces solo despiertan mi anhelo
soportan allá del otro lado
la hiel desventurada que agrieta mi cuerpo

el abandono

el miedo

los límites de la fisonomía

lasoledadqueseescondeenlaspersonas.


Iba andando en círculos
un brazo rodeando el cuello
la voz fragil rebosante de ácido
la otra se balanceaba
allá donde despiertan los muertos.

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