sábado, 25 de junio de 2011

Helada

Si quisiera ver tu sombra desnuda
la miraría acongojada
Si quisiera tus ojos sobre mí
danzaría en ellos con tus pupilas detrás

Pero no aguantas e insistes
insistes deformar mi silencio
que aguarda el tuyo para descansar

No anheles mis brazos lánguidos
ni me busques allá en tus fantasías de azucarado desvelo

Yo me fundo en tu espectáculo
y bostezo para mis adentros con tus esfuerzos vanos
que solo atiesan mi cuerpo
y lo abandonan en el suelo
y sola así dejada en el helado estrépito
sombra de cuatro desconocidos
allá se hizo mi nombre un ventilador de neblina

Con la soltura del que nada yace ni nada teme
aguardo con las purpureas manos sobre el regazo
que se encienda un foco en mis entrañas
y que no aguardes ya más
ni moldees tampoco mi indiferencia cancina
tal vez solo calles
un momento, tal vez
y dejarías que mi piel no estuviese obligada a tocarte
y entonces
sí, sobre ese entonces
recuerdo a otro, otro él
recuerdo mis pies sobre tus pies
moldeando tu espalda a mi rostro
suspirándote corrientes dulces por el cuello
entretejiéndome en tu mirada esquiva
que me recuerda solo al miedo
yo también tengo miedo

Aguardé también
que asomaras la dulzura torcida
que te alzaras desde allá atrás
en la pequeña puerta
como una llovizna pausada
que tomaras ahí tu lugar
cerca de mí
sin rozarme
para que allá de frente
se alzase tu voz con la mía

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