miércoles, 3 de septiembre de 2008

Sí, para siempre.


Nubes negras
Llueve otra vez y aquí adentro los dos.
Tu voz me despierta
Dulce de sueños
Pereza y amor.


Andrés: Manuela, ¿por qué tardaste tanto en volver?
Manuela: Yo jamás estuve aquí, lo sabes.
Andrés: Tú sabes mejor que yo, que sí estuviste aquí, más de una vez, más de dos.
Manuela: ¿Por qué me dices esto?
Andrés: Porque sé que lo sabes, porque sé, porque te amo. ¿Es eso suficiente?
Manuela: Por qué siempre supiste, por qué nunca dejaste mi cabeza. Te llevaste mi corazón, lo sabes, sé que lo sabes.
Andrés: No tuve cuidado
Manuela: No tuviste...
Andrés: No tuve cuidado en llevarme tu corazón, me lo entregaste, yo lo cuidé. Has estado aquí, lo sabes.
Manuela: Lo sé.

Andrés miró a Manuela, sus ojos se clavaron en los del otro, ya no sólo se miraban, se leían, se abrazaban, pero sin tocarse.
Manuela levanto su mano, y casi por inercia, la de Andrés se levantó.
Posaron sus manos en la del otro, sin cuidado, sin presión, como si las dejaran caer sin preocupación.

El tiempo se paró. Manuela desvió la mirada por un segundo, miró el cielo y entendió. Lo entendió todo, sin necesidad de querer entender, entendió.
Volvió la mirada hacia Andrés, y sonrió.
Él no devolvió la sonrisa, cerró los ojos y lagrimas brotaron de sus ojos.

Andrés: Gracias
Manuela: Gracias por qué
Andrés: Gracias por cumplir tu promesa
Manuela: ¿Alguna vez lo dudaste?
Andrés: Más de una vez

Manuela no supo que decir, su sonrisa se aflojó.

Manuela: Pero, ¿por qué?
Andrés:(levantando la vista hacia ella) porque el tiempo jamás se detuvo, porque el tiempo siguió corriendo, porque la hora no llegaba. El tiempo jamás paró, como paró ahora.

Manuela volvió a sonreír, se acercó a él y él la besó.
Como siempre, como él, como ellos, sin tiempo, sin espacio, sin lugar, sin destino.
Tan perfecto, tan imposible, que estaba ahí.

"Y ahora entiendo, porque siempre amé Nubes negras"

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